Esta es la principal muerte infantil posneonatal en los Estados Unidos hoy en día, y ocurre en 103 de cada 100,000 nacimientos vivos al año.
Los investigadores recolectaron tejido de la oficina del médico forense de San Diego relacionado con muertes infantiles entre 2004 y 2011. Luego examinaron los troncos cerebrales de 70 bebés que murieron durante el período y los analizaron para detectar anomalías consistentes.
Al parecer, el receptor de serotonina 2A/C está alterado en los casos de muerte súbita infantil en comparación con los casos de control de muertes infantiles.
Otras investigaciones en ratones han demostrado que la señalización del receptor 2A/C contribuye a la activación y la autoanimación, protegiendo el estado de oxígeno del cerebro durante el sueño.
Con estos nuevos hallazgos publicados en el Journal of Neuropathology & Experimental Neurology, se respalda la idea de que una anomalía biológica en algunos bebés los hace vulnerables a la muerte en determinadas circunstancias.
Tres factores que aumentan la vulnerabilidad de los bebés
Según los expertos, la muerte súbita del lactante ocurre cuando suceden tres cosas juntas:
- Un niño se encuentra en un período crítico de desarrollo cardiorrespiratorio en su primer año
- El niño enfrenta un factor estresante externo, como dormir boca abajo o compartir una cama
- El niño tiene una anomalía biológica que lo hace vulnerable a problemas respiratorios mientras duerme.
“El trabajo presentado se basa en trabajos previos de nuestro laboratorio y otros que muestran anormalidades en el sistema serotoninérgico de algunos bebés con SIDS”, dice el autor principal del artículo, Robin Haynes.
Sin embargo, aunque identificaron anormalidades en el receptor de serotonina 2A/C en SIDS, la relación entre las anormalidades y la causa de la muerte aún se desconoce.
De acuerdo a Haynes, queda mucho trabajo por hacer para determinar las consecuencias de las anomalías en este receptor en el contexto de una red más grande de receptores de serotonina y no serotoninérgicos que protegen las funciones vitales en el control cardíaco y respiratorio cuando se ven desafiados.
“Actualmente, no tenemos medios para identificar a los bebés con trastornos biológicos. Por lo tanto, la adherencia a las prácticas de sueño seguro sigue siendo crítica”.