Ashlie Johnson, madre de Declan, un niño de dos años residente de Toowoomba en Queensland, Australia, vivió una tremenda experiencia que casi le cuesta la vida al pequeño.
Mientras el infante permanecía sentado frente al televisor observando dibujos animados, a su progenitora se le ocurrió darle unos trozos de manzana para que se los comiera como refrigerio.
Sin embargo, algo extraño sucedió, pues repentinamente Declan comenzó a gritar de manera desesperada y al acercarse a verlo Ashlie descubrió que el chico trataba de toser y su rostro del rojo brillante estaba pasando a adquirir un tono morado.
“Caminaba hacia mí con los brazos en alto, queriendo que lo levantaran, pero tenía la cara roja y trataba de toser bastante fuerte”, recordó Ashlie.
Aunque de inmediato la asustada madre trató de golpearle la espalda a su hijo para tratar de despejarle las vías respiratorias, no consiguió hacerlo.
Entonces, optó por marcar por teléfono para solicitar una ambulancia, la cual acudió a su domicilio para trasladar a ambos al hospital más cercano.
En la institución médica le tomaron una radiografía a Declan y se comprobó que tenía un pequeño trozo de manzana alojado en uno de sus pulmones, el cual necesitaba ser retirado mediante una cirugía que sólo podía realizar un especialista en el Hospital Infantil de Queensland, en Brisbane.
De esta manera, el pequeño fue sedado y le pusieron un ventilador para que pudiera controlar toda su respiración.
El siguiente paso fue trasladarlo en helicóptero hasta Brisbane, donde a su llegada de inmediato lo pasaron a la sala de operaciones.
“Antes de la cirugía, pensaron que la manzana se había movido en su pulmón, lo que provocó que sus niveles de oxígeno cayeran”, describió la madre del pequeño.
