Jafet Gatica Campos de 11 años estaba en la acera frente a su casa escuchando el culto que realizaban semanalmente los miembros de una congregación cuando una moto lo atropelló, la pareja que iba a bordo estaba ebria en ese momento, detalló las autoridades que llevan el caso.
Su madre, Yeimi Campos, dijo que al niño le gustaba escuchar la palabra del culto, por lo que siempre estaba cerca del lugar.
“Como en la iglesia siempre hacen cultos los miércoles y los sábados, él siempre se paraba ahí para escuchar el culto, porque nosotros somos evangélicos y fue cuando pasó la tragedia”, contó Campos.
Los detalles del incidente se resumen al pasado 15 de Octubre a las 6:10 de la tarde aproximadamente, en la comunidad de San Miguel de Cariari, en Pococí de Limón; el pequeño Jafet estaba con otros niños cuando lo atropellaron.
“Los hechos se dieron cuando un hombre y una mujer, que viajaban en una motocicleta, pierden el control de esta y se salen de la carretera para luego atropellar a varios menores. De estos solo uno fue llevado al hospital de Guápiles, donde fue declarado fallecido pasadas las ocho de la noche”, detalló el Organismo de Investigación Judicial.
Parte de la información de los culpables de la muerte del niño, es que una mujer de 20 años ya fue apresada por su participación en el crimen, ya que al parecer ella iba conduciendo la moto; a la misma le realizaron una prueba de alcohol, la cual dio positivo muy por encima de los límites establecidos por la ley.
Y aunque las autoridades asumen que la mujer es culpable del hecho, la madre del niño dice que en realidad quien iba manejando la moto era un hombre y ella decidió asumir la responsabilidad del hecho para que “el hombre no se viera involucrado”, según reportó el diario La Teja.
“Ellos estaban sentados en la acerita viendo el culto, porque a él le gustaban mucho las cositas de Dios; el muchacho no agarró la vuelta y como Jafet estaba de pie lo golpeó y me lo arrastró como a 25 metros de donde estaba”, dijo la madre del niño con evidente consternación.
Con respecto al niño, decía que no entraba a escuchar y ver el culto ya que como tiene una hermana de 4 años, ésta le gustaba seguirlo y él prefería no caminar mucho por el riesgo de estar en medio de la calle.
“Como yo tengo una bebé de cuatro años, que lo pasaba persiguiendo mucho, precisamente para no cruzar la calle es que él se quedaba al otro lado y el pastor me ayudaba a vigilarlos”, recordó ella.