En total fueron 17 víctimas. Desde 1978 hasta 1991, el estadounidense Jeffrey Dahmer asesinó a 17 personas de una forma tan cruel y horripilante que fue bautizado como el caníbal de Milwaukee (por la ciudad donde cometió la mayoría de sus crímenes).
Y aunque la historia reciente de EE.UU. ha estado llena de asesinos seriales que han causado la muerte de centenares de personas, lo cierto es que los métodos que utilizó Dahmer -no solo para acabar con la vida de sus víctimas sino también para deshacerse de sus cuerpos- lo han vuelto foco de atención de criminalistas expertos y del público en general.
Sobre su vida y sus crímenes se han realizado decenas de series de televisión, películas y obras de teatro, sin contar los textos que se han escrito, desde reportajes hasta libros con testimonios de sus compañeros de secundaria.
El último de estos productos se estrenó en la plataforma de streaming Netflix, una serie de diez capítulos donde se exploran los crímenes de Dahmer, pero también su infancia y parte de su adolescencia, que se titula “Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer“.
Sin embargo, su estreno no ha estado exento de críticas. En gran medida, porque muchos consideran que la narrativa de la serie no tiene en cuenta la perspectiva de las víctimas.
“Si el programa los beneficiara de alguna manera, no se sentiría tan duro y descuidado. Es triste que solo estén ganando dinero con esta tragedia. Eso solo es codicia”, dijo Rita Isbell, hermana de Errol Lindsey, una de las víctimas de Dahmer.
Pero ¿quién fue Jeffrey Dahmer y por qué sus crímenes todavía siguen llamando la atención de la gente?
Una infancia “normal”
Una de las cuestiones que más llamó la atención de las autoridades policiales y los médicos que trataron a Dahmer es que, a diferencia de la mayoría de los asesinos seriales, el hombre no transitó una infancia traumática de abusos y maltratos.
Nació en Milwaukee, en el estado de Wisconsin, EE.UU, en mayo de 1960.
Su padre, Lionel Dahmer -que lo visitaría en la cárcel incluso tras conocerse su actuar delictivo-, era químico y su madre, Joyce Annette, trabajaba como telegrafista.
De acuerdo a varias biografías, entre ellas la publicada por el canal A&E, algunos de sus maestros comenzaron a notar un cambio en el temperamento de Jeffrey cuando tenía unos 10 años, y lo relacionaron con que su padre no estaba mucho en su casa y su madre fue diagnosticada con una enfermedad mental.
Sin embargo, fue en la adolescencia cuando comenzó a mostrar algunos de los comportamientos que marcarían los años en los que cometió los asesinatos.
La mujer que luego fue pareja de su padre, Shari Dahmer, le contó a la revista TIME que sabía que Dahmer utilizaba ácido para diluir los tejidos blandos de los animales y extraer los huesos, una práctica que aplicaría con los cuerpos de sus víctimas.
De acuerdo al propio relato de Dahmer ante las autoridades, que fue posteriormente publicado en reportajes locales, el divorcio de sus padres, ocurrido cuando estaba a punto de graduarse de la secundaria, ahondó más esa sensación de abandono que habían visto sus maestros durante su infancia.
Y es en ese período cuando comete su primer asesinato: en junio de 1978 mata a Steven Hicks, un joven de 18 años que se dirigía a un concierto cerca del lugar donde vivía Dahmer.
Dahmer, que entonces también tenía 18 años, lo encontró en una vía cercana cuando manejaba su vehículo y ofreció llevar a Hicks al concierto, pero antes lo invitó a su casa a tomar algo.
Un sobreviviente
En julio de 1991, Dahmer convenció a Tracy Edwards, un joven negro de 32 años, de acompañarlo a su casa para tomarle unas fotos a cambio de US$100.
Sin embargo, como lo relató en el juicio que se realizó poco después, Edwards descubrió los planes de Dahmer, logró escapar del apartamento y llamar la atención de dos policías, que de inmediato se dirigieron hasta el lugar.
Allí, después de descubrir un par de fotografías de cuerpos desmembrados, Dahmer fue arrestado.
Además de aceptar que había asesinado a 11 personas en su declaración a la policía, las autoridades de Milwaukee encontraron en el apartamento al menos cuatro cabezas de sus víctimas, órganos como un corazón y un barril que contenía restos humanos disueltos en ácido, entre otros macabros hallazgos.
En su testimonio, Dahmer admitió que había cometido actos de canibalismo y necrofilia con los cuerpos de sus víctimas.
Tras un corto juicio, Dahmer fue hallado culpable de al menos 15 asesinatos y condenado a igual número de cadenas perpetuas. Fue enviado a la prisión estatal de Ohio.
Dos años después murió después de ser golpeado en la cabeza por otro compañero de celda en medio de una riña carcelaria.