Si bien miles de personas inocentes perdieron la vida en los ataques terroristas del 9 de septiembre de 2001, los actos donde fueron derribadas las Torres Gemelas de Nueva York, y la agresión al Pentágono fueron el contexto que utilizó el gobierno federal para llevar a Estados Unidos a dos guerras sin razón, “basadas en mentiras”: Afganistán e Irak.
“Hay que conmemorar la vida de las personas inocentes que murieron”, dijo el profesor Miguel Tinker Salas, catedrático de Pomona College. “Pero también hay que reconocer que, después del 9/11 se manipuló la información y la mayoría de los estadounidenses creyeron la mentira de que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva en Irak”.
Después de los atentados del 11 de septiembre, el país se embarcó en operaciones militares, para combatir “el terror” en Afganistán, e ir tras Osama Bin Laden, Irak (Libertad duradera, 2001-2014) y (Libertad en Irak 2003-2010), Siria y Yemen.
Dichos conflictos que han tenido un costo aproximado de 4.5 a 4.7 millones de muertes, según un reporte llamado “Costos de la Guerra”, del Instituto Watson Brown de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad Watson Brown, mientras que el número de militares y personal civil de defensa estadounidense muertos fueron 4,505 en Irak y 2,331, además de 53,283 heridos.
Además del costo económico, también ha habido perdidas para las libertades y derechos civiles.
Tinker Salas fue una de esas víctimas colaterales de la “guerra al terror”.
Por el hecho de ser inmigrante venezolano en Estados Unidos, durante el gobierno socialista de Hugo Chávez, fue “visitado” por agente del Buró Federal de Inteligencia (FBI)
“El gobierno se sentía omnipotente, incluso para revisar los libros que sacaba de la biblioteca, y usar el poder como parte de un aparato gubernamental represivo”, añadió.
Como catedrático, fue interrogado si recibía órdenes de alguien, desde Venezuela.
“Solo de mi mamá [que ya falleció”, fue la respuesta del experto en temas de relaciones internacionales de Latinoamérica, a las autoridades.